Acabo de encontrar una reflexión que escribí hará un par de
meses y que me parece interesante para compartirla:
“Existe una pregunta que ha permanecido en mi mente desde
que mi profesor de filosofía del colegio nos la planteó: ¿Por qué hacer el
bien?
La ética atrae por preguntas como ésta, preguntas con enorme
repercusión práctica, que cambian nuestro comportamiento y forma de actuar en
el día a día, lo que a su vez forma nuestro desarrollo como seres humanos. Pues
bien, hoy, cuando leía sobre Kant en el libro ‘Breve historia de la ética’ de Victoria Camps (recomendable), surgió
a raíz del imperativo categórico una interesante conversación con Carlos Javier
Ferrero. Creo haber sacado de ella ciertas conclusiones a mis dudas, que trataré
de plasmar en el papel.
Estábamos de acuerdo en que la moral es universal, pero tan
sólo como concepto. Es decir, todos tenemos el concepto de ‘bien’ y de ‘mal’,
todos, digamos, sabemos o percibimos ciertas actuaciones como buenas o malas. Las
personas suelen tender a hacer el bien, aunque no siempre lo hacen, la mayoría
de las veces, como dice Kant, se alejan de él por inclinaciones, deseos o
necesidades.
Por otra parte, y he aquí el kit de la cuestión, no todos entendemos
en la práctica el mismo concepto de bien. Es decir, un mismo acto podría
parecerle bueno a una persona y a otra no. Por lo tanto, aunque el concepto sea
universal, no podemos sacar de ello una teoría ética universal e infalible en
la que basarnos para saber si el acto que hacemos es realmente bueno. Como
tampoco podemos asegurar que las normas y leyes lo sean, en cuanto que han sido
creadas por un conjunto de hombres con sus propias ‘ideas’ o entendimiento de dicho concepto moral.”
La verdad es que ahora que leo esto creo que le di vueltas
de más al asunto. Ahora, más escéptica (y antes tan poco) creo que sí, como
dice Kant, las personas se alejan del bien por inclinaciones, deseos o
necesidades, y añado porque es más fácil, les conviene más y les favorece (o
eso parece en un primer momento). Y sí, saben y entienden la mayoría el
concepto de mal, como mal, sin más justificaciones, como mucho un pequeño
remordimiento. Lo que no entienden es el sentido de la solidaridad y el bien
común, el cual, por cierto, acaba beneficiando también a uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario